Es indudable que la casualidad es amiga del destino. No podríamos explicar de otra manera los sucesos más relevantes de la humanidad y por ende de nuestras vidas...
Abril 2004. Algunas veces más, otras menos, lo cierto es que no había día de clase que no habláramos de formar un equipo que disputase el Apertura Liccom. Tras cranearlo y carburarlo, conformamos un equipo para participar del certamen. Entre todos, debatimos y elegimos el nombre. Sin saberlo, eramos los creadores y pioneros de una de las pasiones más grande de nuestras terrenales existencias.
A los doce días de mayo, el calendario marcaba el debut garca y con clásico incluido, nada menos que ante el Tanque Shirley, rival de todas las horas. Al fin, el momento de la verdad se acercaba. El Universo entero se detenía para presenciar los primeros movimientos de aquella elite de once miembros: Gonzalo Cuello, Pablo Dotta, Claudio Gazzán, Federico Gómez, Líber Mesa, Gustavo Ocampo, Hugo Ocampo, Germán Onetti, Luis Pereira, Nerys Sena y Alvaro Turnés. Aquella noche, la derrota 1-6 poco importó a las almas albas. La hidalguía llenaba nuestros pechos... Había nacido el ONCE GARCAS y sus primeros pasos, fueron dados...
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